La nostalgia se ha convertido en una industria que genera millones en todo el planeta y mi generación es, en este momento, uno de los principales targets para los mercadólogos y las grandes empresas que ofrecen numerosos productos, específicamente diseñados para alimentar esta sensación y promover la idea de recuperar una parte del pasado.
No puedo explicar a ciencia cierta la razón de este fenómeno, aunque sin duda es multifactorial. Los que fuimos niños en los 80 y 90 somos parte de una generación que creció con la televisión y las grandes producciones de Hollywood, vivimos la masificación de la tecnología con las primeras computadoras caseras y los videojuegos, fuimos parte del nacimiento de la memorabilia y los productos diseñados para el entretenimiento personal.
De niños fuimos bombardeados por miles de spots publicitarios, películas y caricaturas cuya única razón de existir era vender juguetes, videojuegos, playeras, pósters y demás objetos de consumo infantil. Esto ocasionó que nos sintiéramos identificados con ciertos productos y que se volvieran parte integral de nuestras vidas.
En los próximos días, Cuacarraquear estará dedicado a este fenómeno, a lo retro y a la nostalgia, la que se utiliza para venderle productos a mi generación. Expondré algunos de los casos más recientes, también daré un poco de historia de los productos y las marcas. Ya saben, Cuacarraquear irá al pasado para beneplácito de los nostálgicos de vanguardia y gozo de los curiosos de avanzada.
No puedo explicar a ciencia cierta la razón de este fenómeno, aunque sin duda es multifactorial. Los que fuimos niños en los 80 y 90 somos parte de una generación que creció con la televisión y las grandes producciones de Hollywood, vivimos la masificación de la tecnología con las primeras computadoras caseras y los videojuegos, fuimos parte del nacimiento de la memorabilia y los productos diseñados para el entretenimiento personal.
De niños fuimos bombardeados por miles de spots publicitarios, películas y caricaturas cuya única razón de existir era vender juguetes, videojuegos, playeras, pósters y demás objetos de consumo infantil. Esto ocasionó que nos sintiéramos identificados con ciertos productos y que se volvieran parte integral de nuestras vidas.
En los próximos días, Cuacarraquear estará dedicado a este fenómeno, a lo retro y a la nostalgia, la que se utiliza para venderle productos a mi generación. Expondré algunos de los casos más recientes, también daré un poco de historia de los productos y las marcas. Ya saben, Cuacarraquear irá al pasado para beneplácito de los nostálgicos de vanguardia y gozo de los curiosos de avanzada.